No existe metodo que iguale a la despreocupacion
sentarse a esperar la lluvia sin tener nada encima,, sin pensar nada, sin ninguna idea encima.
o morir de hambre en un espacio abierto, sin luz, sin aire, y sin apuro
solo, dejando las huellas cada vez mas pequeñas atras, y cada vez mas grandes hacia adelante,
tan grandes que se convierten en agujeros y pozos negros de los cuales es a cada paso mas dificil escalar para salir.
D.F. Marzo 2011
lunes, 28 de marzo de 2011
jueves, 10 de marzo de 2011
vista desde el sexto
Como un ladron entre a tu casa
que se sostiene apenas de los pisos que viven mas abajo
desde aqui miro la calle , el cielo ya cambio de color
y los pajaros se fueron a cantar sobre otros cables de tendido eléctrico.
Desde aqui comando mi ejercito
las moscas son como yo, e invaden espacios de otros, los hacen suyos, los desechan.
Mi vida se resume entre cuartos y sextos pisos,
me traslado sigilosamente por las escaleras de servicio y cuento las grietas que han dejado los antiguos sobrevivientes para recordarnos las catastrofes pasadas.
Con el tiempo me converti en un instruso desconocido
y con un lenguaje resumido en gestos
salgo cada dia a la calle a vender mi cosecha nocturna.
fui amigo de cuantas noches de vidrios rotos en casas y autos abandonados.
Me gritan por ayuda, y yo suspiro.
Sus dueños no los quieren
carlos antunez, marzo 20011.
que se sostiene apenas de los pisos que viven mas abajo
desde aqui miro la calle , el cielo ya cambio de color
y los pajaros se fueron a cantar sobre otros cables de tendido eléctrico.
Desde aqui comando mi ejercito
las moscas son como yo, e invaden espacios de otros, los hacen suyos, los desechan.
Mi vida se resume entre cuartos y sextos pisos,
me traslado sigilosamente por las escaleras de servicio y cuento las grietas que han dejado los antiguos sobrevivientes para recordarnos las catastrofes pasadas.
Con el tiempo me converti en un instruso desconocido
y con un lenguaje resumido en gestos
salgo cada dia a la calle a vender mi cosecha nocturna.
fui amigo de cuantas noches de vidrios rotos en casas y autos abandonados.
Me gritan por ayuda, y yo suspiro.
Sus dueños no los quieren
carlos antunez, marzo 20011.
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